miércoles, 30 de noviembre de 2011

No me digas lo que eres, déjame ver lo que haces.

La ley de la Memoria Histórica, que cualquier persona con sentido común podría suscribir, se ha convertido en un despropósito. 
El zapaterismo la ha convertido en un instrumento para acusar a muchos españoles de pecados cometidos hace 75 años por unas generaciones que han desaparecido.
Nuestro antiguo Gobierno parece olvidar que, puestos a acusar a alguien, podrían mirar para su propia casa, ya que buena parte de los altos dirigentes del PSOE, de los que acusan con el dedo, son hijos de los jerarcas del régimen que tanto denigran, cuando no fueron ellos los que desempeñaron algún carguillo en las postrimerías del mismo.
Quizás por ello tienen tan presente la Guerra Civil de 1936.
La realidad es que en la España actual los únicos que se siente herederos de los tristes sucesos de nuestra Guerra Civil, ya que lucen con orgullo las mismas siglas, al tiempo que presumen de 100 años de honradez, son los militantes del PSOE. En la actualidad lo único que tenemos claro es que el PSOE (de 1936), el PCE y la CNT fueron tan culpables de la guerra como los requetés, falangistas y militares sublevados. Y que todo es historia, afortunadamente nada más que historia. 
Justo antes de abandonar el escenario el PSOE se ha sacado su último conejo de la chistera, su postrera cortina de humo, desenterrar a Franco, sacarle del Valle de los Caídos. 
Señores socialistas, los españoles tenemos muchos problemas –encontrar trabajo, llegar a final de mes, que ETA no siga en la instituciones, etc.– para pensar en qué hacer con la momia de un viejo general que gobernó hace muchos años y que está enterrado en una iglesia, preciosa e impresionante, en medio de la sierra madrileña. Dejen a los españoles en paz. No lancen sobre el nuevo Gobierno problemas que no existen, pues bastante difícil lo tienen con los problemas reales que les han dejado en herencia como para lanzarles encima a Franco. Señores del PSOE, ¡Franco a muerto! No se preocupen, Luis E. Togores.



La Resolución de la Comisión Constitucional del Congreso que obtuvo el voto unánime de todos los grupos parlamentarios (20 de noviembre de 2002) afirma:

Memoria histórica: Resolución ignorada del Congreso de los Diputados sobre la Guerra Civil española (2002).

 "Nadie puede sentirse legitimado, como ocurrió en el pasado, para utilizar la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y a la dignidad de todos los ciudadanos, lo que merece la condena y repulsa de nuestra sociedad democrática".
Asimismo, en ella se habla del deber de nuestra sociedad democrática de "proceder al reconocimiento moral de todos los hombres y mujeres que fueron víctimas de la guerra civil, así como de cuantos padecieron más tarde la represión franquista".

Añade: 
"Cualquier iniciativa promovida por las familias de los afectados que se lleve a cabo en tal sentido, sobre todo en el ámbito local, deberá evitar que sirva para reavivar viejas heridas o remover el rescoldo de la guerra civil".


sábado, 26 de noviembre de 2011

La Tercera Transición.


EL hombre tranquilo ya no dispone de margen para la pausa.
Después de una larga carrera política de fondo caracterizada por una sosegada gestión de los tiempos, Mariano Rajoy ha llegado a la meta en un momento crítico, en medio de una severa emergencia nacional que obliga a un proceso urgente de decisiones sin respiro.
Va a disponer de un poder sin precedentes pero no tiene tiempo de paladear el éxito ni siquiera para detenerse en el análisis de su victoria; el deterioro de las condiciones financieras está a punto de bloquear el ejercicio mismo de la soberanía.
El amplio mandato popular deposita en él una trascendental responsabilidad histórica. Ha sido investido de una holgada confianza para sacar al país del marasmo en unas circunstancias tan comprometidas que su misión requiere sentar las bases no sólo de la recuperación socioeconómica sino de una reconstrucción integral de los fundamentos del Estado.
La contundente mayoría absoluta, fruto de una mezcla de hartazgo y de esperanza, no sólo expresa una inequívoca voluntad de alternativa de poder consolidada en la opinión pública a lo largo de los dos últimos años; significa una demanda clamorosa, casi desesperada, de cambio integral de rumbo.
Crisis sobre crisis, España se halla en una encrucijada global, al borde del descalabro. 
La gravedad de los problemas causados por una etapa de frivolidad institucional y de liderazgo incompetente otorga al programa de reformas pendientes el carácter de una cierta refundación democrática. 
La crisis ha puesto en evidencia el significativo desgaste del mecanismo productivo y laboral español, pero también ha hecho crujir las costuras del modelo político y administrativo.
La herencia del zapaterismo es desastrosa.
*.- Deja un país empobrecido y en quiebra social, desmoralizado por una inaceptable tasa de paro, asfixiado por las deudas públicas y privadas e irritado ante la falta de respuestas políticas.
*.- A ello se suma la pérdida de cohesión del proyecto nacional, desatornillado en su estructura autonómica y sometido a fuertes tensiones soberanistas; un sistema judicial averiado por el descrédito y unos servicios públicos básicos amenazados de inviabilidad financiera. Por encima de todo eso flota un estado de ánimo colectivo caracterizado por la desconfianza.
*.- Una profunda depresión sociológica que ha triturado en muy poco tiempo la autoestima de los españoles y sembrado el pesimismo sobre su capacidad de afrontar el futuro.

Ese múltiple colapso —económico, social, político, institucional, administrativo y moral— exige del nuevo Gobierno una respuesta de mayor envergadura y dimensión que las medidas apremiantes requeridas por el shock financiero y la parálisis de la competitividad.

Lo que el Partido Popular y su líder tienen delante no es sólo el esfuerzo de estabilización imprescindible para salir del estancamiento y restablecer el prestigio de la marca España, sino la necesidad de abordar una tercera Transición que redefina las pautas de funcionamiento del país para como mínimo una década. 

En circunstancias dramáticas, Rajoy ha recibido el encargo de dirigir un proceso de regeneración que trascienda su propio mandato mediante reformas de largo alcance que suturen las heridas abiertas en el Estado tanto por la erosión del modelo a lo largo de treinta años como por la acelerada pérdida de vigor de la etapa zapaterista.
Y ha de cumplir ese cometido asentando en primer lugar la confianza y el liderazgo del presidente del Gobierno; en segundo término mediante el planteamiento de un new dealo nuevo pacto social que supere divisionismos ideológicos y ofrezca a los ciudadanos un horizonte claro hacia el que dirigir sus inevitables sacrificios; y por último estableciendo acuerdos transversales que recuperen los consensos básicos rotos en los últimos ocho años por una política ideologizada, banderiza y rupturista.

A la vista del resultado electoral, el consenso puede no ser necesario para respaldar las decisiones inmediatas destinadas a cortar la hemorragia socioeconómica, pero responde a un anhelo ciudadano y resulta imprescindible para las reformas estructurales que garanticen una transición hacia el futuro y creen un marco institucional apto para cualquier alternancia.
También para frenar tentaciones autoritarias propias de las mayorías absolutas como la obtenida ayer por el PP. El papel del Partido Socialista en la estabilidad del Estado no puede quedar minusvalorado por su abrumador revés electoral, consecuencia del calamitoso fracaso de su etapa de poder. La recomposición de su liderazgo y la formación de un núcleo dirigente capaz de conducir tanto la oposición parlamentaria como el propio tránsito interno del partido se perfila como necesidad perentoria no sólo para una izquierda ahora más fraccionada ante el crecimiento de IU, sino para el sistema en su conjunto, necesitado de una articulación política responsable y con visión integradora.
Sea quien fuere el encargado de asumir la dirección del PSOE, de su actitud dependerá en gran medida que España camine en los próximos años por una vía sólida de progreso compartido o vuelva a encerrarse en la tradicional y perniciosa dinámica de turnismo y tabla rasa. 
La legítima tentación de provocar el rápido deterioro del nuevo Gobierno deberá compaginarse con la responsabilidad de establecer acuerdos válidos para el conjunto de los ciudadanos.
Una eventual inflamación de protesta callejera en respuesta al ajuste de los próximos meses constituye una hipótesis más que verosímil, que de ninguna manera puede mermar o torcer la voluntad de Rajoy y su equipo para abordar las reformas que considera necesarias y a las que el respaldo electoral otorga un aval inexcusable.
Pero ese esfuerzo reformista deberá contemplar también la recomposición del modelo de Estado, desencajada por el vértigo centrífugo del zapaterismo.
Las dos comunidades de mayor sensibilidad nacionalista han resistido la oleada del PP, lo que obligará a un fino ajuste de relaciones políticas.
La honda insolvencia financiera heredada por el Ejecutivo catalán necesita una interlocución fluida entre las instituciones autonómicas y estatales que garantice el anclaje en el proyecto nacional de una Cataluña imprescindible para arrancar el motor de la economía española. La identidad ideológica entre PP y CiU debería favorecer a priori un entendimiento que de ninguna manera puede quedar soslayado por planteamientos maximalistas de ninguna de las partes.
El otro gran reto territorial de Rajoy, el del País Vasco, está en gran medida vinculado al post-terrorismo, el proceso de reconversión de ETA y su correlato político. La amplia representación electoral lograda por los continuadores del proyecto etarra es sin duda la peor noticia de la jornada y va a condicionar sobremanera el futuro de la autonomía vasca. La fuerte implantación de Amaiur augura la posibilidad de una mayoría soberanista en Euskadi a medio plazo, cuyo evidente peligro requiere de un delicado esfuerzo de diálogo para sujetar las veleidades secesionistas del PNV y mantenerlo en la legalidad constitucional.

El pilotaje de esta tercera Transición hacia una España reconstruida representa para el Partido Popular y Rajoy un desafío a la altura del que ejecutaron Suárez y la UCD en los albores de la democracia. Más complejo y empinado que los impulsos de modernización desarrollados por González en los años 80 y por Aznar en los 90.
Para llevarlo a efecto el presidente electo ha recibido un mandato contundente y explícito, pero no debe malinterpretarlo como un cheque en blanco ni olvidar que el veredicto popular contiene tanta voluntad de pasar página como de desapegado castigo hacia el Gobierno saliente. La dureza de las dolorosas medidas que habrá que implementar a corto plazo augura un horizonte conflictivo de malestar social que puede volver extremadamente volátil la flamante mayoría. Es el momento de comprobar si el largo aprendizaje ha forjado en el flemático Rajoy un temperamento de líder con el temple y la determinación suficientes como para merecer su histórica victoria.
IGNACIO CAMACHO ES PERIODISTA

Greguerías (Ramón Gómez de la Serna)

*.- Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.

*.- El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.

*.- La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.

*.- Eso de creer que el loro no sabe lo que dice es no querer ofender, pero el loro nos mira cuando nos insulta.

*.- No hay que tirarse desde demasiado alto para no arrepentirse por el camino.

*.- El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.

*.- Astrónomo es un señor que se duerme mirando las estrellas.

*.- La medicina ofrece curar dentro de cien años a los que se están muriendo ahora mismo.

*.- En lo que más avanza la civilización es en la perfección de los envases.

*.- El ventilador debía dar aire caliente en invierno.

*.- La historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad.

*.- En las grandes solemnidades llenas de personajes uniformados parece que hay algunos repetidos.

*.- No confiéis demasiado en vuestro propio corazón, porque él os fallará en definitiva.

*.- No importa que nuestro vaso sea pequeño, pues lo importante es que la botella esté llena.

*.- No debemos ser cómplices ni de nosotros mismos.

*.- A un mentiroso sólo lo cura un sordo.

*.- La popularidad es que nos conozcan los que no conocemos.

*.- Al cine hay que ir bien peinado, sobre todo por detrás.
*.- No hay nada que desoriente tanto como un número de teléfono que hemos apuntado y que no sabemos a quién pertenece.

*.- Hay tipos a los que es tan difícil sacarles una idea de la cabeza como el tapón que se ha hundido en la botella.

Los Tedax de Madrid querían guardar los trenes.

Su jefe dice que no debieron destruirse y que dejaron tareas sin realizar por ello.
Tedax de Madrid propusieron trasladar los trenes del 11-M a un apeadero del distrito de Vicálvaro donde tenían previsto buscar durante semanas pruebas y muestras de explosivo a través de una inspección exhaustiva de los convoyes explosionados.
De hecho, dejaron parte de su trabajo sin realizar porque contaban con que se haría así.
Para su sorpresa -que, años después, compartió el Tribunal Supremo-, empezaron a ser retirados para su desguace esa misma noche.
El inspector jefe de los Tedax de Madrid declaró ayer por cuarta vez -y está citado para una quinta- en el procedimiento en el que están imputados por posible destrucción de pruebas el que era su comisario jefe en aquella fecha, Juan Jesús Sánchez Manzano, y su perito químico.
Fuentes jurídicas que participaron en el interrogatorio afirmaron que el testigo consideró que los trenes no debieron destruirse para obtener los mejores resultados en la investigación.
Así, explicó cómo los artificieros bajo su mando abandonaron las tareas más dificultosas de búsqueda de prueba -por ejemplo, la extracción de piezas metálicas o la inspección ocular de zonas de difícil acceso- porque daban por hecho que podrían llevarlas a cabo con tranquilidad y discreción durante las semanas siguientes, sin el apremio que se les exigía en las horas posteriores al 11-M y sin interferirse con los servicios de emergencia o con otros cuerpos policiales.
Casi ocho años después de la matanza, se desconoce quién ordenó la destrucción de los trenes, que el Tribunal Supremo consideró «sorprendente» y «apresurada» en su sentencia.
En el sumario del 11-M no consta que fuese su instructor, Juan del Olmo, y la Audiencia Nacional aún no ha respondido al requerimiento que le hizo en ese sentido la juez Coro Cillán, que es la que mantiene imputado a Sánchez Manzano.
La Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M se querelló en julio de 2009 contra ex comisario jefe de los Tedax por los presuntos delitos de encubrimiento y omisión del deber de perseguir delitos -precisamente, porque de los cientos de muestras que los artificieros de Madrid aseguraron haber recogido, a los peritos que designó el tribunal apenas les llegaron 23 de pequeño tamaño, algunas en pésimo estado-, y también por un posible falso testimonio en el juicio por la matanza.
La Fiscalía también entiende que existen indicios de delito porque a las instalaciones de la Unidad Central de los Tedax -la de Manzano- llegaron evidencias procedentes de los cuatro focos de las explosiones «y en algún momento desaparecieron sin que nadie dé razón de su destino».
La causa sigue tramitándose aunque está pendiente de la resolución de un recurso de apelación de la defensa ante la Audiencia de Madrid.
Ayer también testificó el actual general de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza, Germán Gómez, que en el 11-M era el responsable del cuartel de Intxaurrondo. A preguntas del letrado José Luis Abascal, confirmó que en las horas posteriores al atentado su equipo activó un protocolo para comprobar la posible implicación de ETA y de etarras que estuviesen bajo su control. Según dijo, comenzaron a descartarlo rápidamente, en cuanto él conoció que Arnaldo Otegi había asegurado que la banda no había tenido nada que ver con la matanza.

viernes, 25 de noviembre de 2011

El Gobierno ha dado más de 1.000 millones a los "sindicatos" (CC.OO y UGT) desde 2008.

Muchas partidas no sólo no se han recortado, sino que se han incrementado a pesar de la crisis.
Las ayudas van desde la Memoria Histórica hasta la promoción cultural.
En los últimos 4 años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero han ingresado más de mil millones de euros (1.006.491.765 euros) en subvenciones de todo tipo.
Una cifra cuanto menos chocante con la situación económica que vive el país y con la que, por ejemplo, podrían llegar a descongelarse más de 4 millones de pensiones.
Y, como en todo, siempre hay grandes beneficiarios, en este caso, la Unión General de Trabajadores (UGT) de Cándido Méndez y Comisiones Obreras (CC OO) de Ignacio Fernández Toxo.

Muchas de estas ayudas, en lugar de reducirse, se han mantenido año tras año o, incluso, han aumentado, como es el caso de las relacionadas con la Memoria Histórica o las que reciben por la «realización de actividades de carácter sindical», esto es, por hacer su trabajo.
Pero al Gobierno no le ha temblado el pulso a la hora de conceder fondos públicos.


*.- En 2008 arrancaba la que sería la última legislatura de Zapatero y ese año los sindicatos llenaron sus arcas con, al menos, 312 millones de euros.
La partida más alta es la que otorga por trimestres el Servicio Público de Empleo Estatal, que en todo el año les obsequió con más de 256 millones (el tercer trimestre la subvención fue de 247,4 millones).
Pero también recibirían otros 15,7 millones por realizar actividades de carácter sindical; 26,2 para desarrollar planes de formación continua; 1,56 para fomentar la acción sindical en el ámbito de la enseñanza privada o 1,2 millones por participar en las Mesas de Negociación de la Administración General del Estado.
Y, como viene ocurriendo desde 2006, recogen parte del pastel de las subvenciones a la Memoria Histórica. Ese año su pedazo fue de 266.450 euros para, entre otros, el «Archivo oral del sindicalismo socialista» o un seminario sobre «Correos en la España de Franco».

*.- En 2009, las prevendas ascendieron hasta los 310,9 millones y, como en el año anterior, el Servicio Público de Empleo les dio 251,6 millones (241,3 en el segundo trimestre).
También obtuvieron los 29,9 millones para planes de formación continua, los 15,7 para actividades sindicales o los 1,3 millones por fomentar el sindicalismo en la Enseñanza. Y, de nuevo, de la Memoria Histórica: 274.854 para, por ejemplo, un encuentro de investigadores sobre el franquismo.

*.- 2010, uno de los años con más tensión entre Gobierno y sindicatos.
Fue el primer año que Zapatero no inauguraba el curso político con los sindicatos en Rodiezmo (León) y éstos convocaron una huelga que fracasó el 29 de septiembre.
Pese a ello, el total de fondos que las centrales recibieron en 2010 asciende a más de 305,1 millones.
Otra vez, las más jugosas fueron las que otorgó el Servicio Público de Empleo: 245,9 millones (238,4 en el tercer trimestre), pero no faltaron las que reciben cada año por hacer su trabajo (17,7 millones), las de formación continua (29 millones) o las de Memoria Histórica, que en esta ocasión sumaron 282.855,33 euros para, entre otros proyectos, la página web «todoslosnombres.org» o un trabajo sobre la «memoria de los abogados antifranquistas andaluces».
Pero también obtuvieron fondos del Ministerio de Medio Ambiente para, por ejemplo, una aplicación informática para controlar la igualdad en las empresas o para la web de la Federación Agroalimentaria de CC OO. Y ayudas de Cooperación al Desarrollo, drogodependencias...

Por último, 2011 no iba a ser menos y, en lo que va de año, los sindicatos suman ya más de 77,8 millones. Si bien la cifra es muy inferior a la de años anteriores, tiene un motivo: aún faltan por publicar las adjudicaciones más jugosas de todas, las del tercer y cuarto trimestre del Servicio Público de Empleo, que suelen incluir más de 200 millones para sindicatos, federaciones y asociaciones de los mismos. Por lo que la cifra final sera mucho mayor.
Pero en estos 11 meses del año, las centrales sindicales llevan embolsados, por ejemplo, los 15,7 millones por realizar actividades sindicales o los 26,6 millones para desarrollar planes de formación continua. Además, han ingresado otros 1,2 por participar en las Mesas de Negociación de la Administración General del Estado o 406.142,83 de la Memoria Histórica. También, casi medio millón de «innovación tecnológica en el medio rural», 212.000 del Instituto de la Juventud o 25.000 para promoción cultural.

Otras ventajas:
Además de las subvenciones de todo tipo que reciben, los sindicatos también se benefician de exenciones y bonificaciones fiscales, disfrutan de los bienes e inmuebles de la Administración gratuitamente y sus cuotas sindicales no pueden ser embargadas, según la Ley Orgánica de Libertad Sindical.

El Gobierno de Zapatero ha subvencionado a los principales sindicatos con un 40% más que el de Aznar. Les ha dado 1.000 millones, mientras congeló las pensiones para ahorrar 1.500.
El argumento es que la Ley obliga a financiar a los representantes de los trabajadores con los Presupuestos Generales del Estado, porque el legislador consideró racional que una parte de los impuestos de los españoles sirva para financiar el supuesto bien común que hacen los sindicatos.
Pero este sistema de financiación puede cambiarse y elegir, por ejemplo, el de los países del norte de Europa en los que la sindicación es obligatoria y al trabajador se le quita de la nómina un 1% para el sindicato.
Luego, cada uno se afilia al que considera que mejor defiende sus intereses.

En cualquier caso, el debate está ahí, pues cada vez más españoles reclaman que las centrales sindicales sean capaces de autofinanciarse con las cuotas o con ese 1%.
De hecho, en España, USO vive muy dignamente de sus afiliados. Y el querer privarles del dinero que «chupan» del papá Estado sin demasiadas justificaciones contables posteriores, nada tiene que ver con el deseo de que los sindicatos no sean fuertes o que los trabajadores estén más indefensos, como maliciosamente señalan desde sectores sindicales. Solamente está relacionado con la necesidad de que los trabajadores gocen de una real representación sindical que les defienda en situaciones problemáticas.
Las dos grandes centrales sindicales españolas viven, bastante bien por cierto, del dinero que les da el Ejecutivo, y difícilmente actuarán en su contra porque, por decirlo gráficamente, deben tener más interés en «cuidar» al Gobierno que a los trabajadores.
En cambio, si son los afiliados quienes con sus cotizaciones mantienen el sindicato, o todos los trabajadores con ese 1%, se preocuparán de tener contenta la mano que le da de comer, estarán más controlados porque los trabajadores se preocuparán de que cumplan con su deber y sobre todo, no se cometerán las arbitrariedades y corruptelas que en España conlleva la subvención pública directa.
Para la burocracia sindical no ha existido la crisis.
Lo suyo con el Gobierno socialista ha resultado una especie de paraíso permanente. Como si el Gordo de Navidad, ahora que se aproxima el sorteo, les hubiera tocado todos los años sin jugar.
Según revelamos hoy, UGT y CCOO recibieron al menos 1.000 millones de euros en subvenciones en los últimos cuatro años. Mil millones de razones que han pesado más que los cinco millones de parados. Méndez y Toxo han ejercido de padrinos en un matrimonio de conveniencia con cargo a la ruina de los demás.

jueves, 24 de noviembre de 2011

El maltrato psicológico: Un problema para las mujeres, no de las mujeres.

Los malos tratos psíquicos representan un fenómeno viejo, lo novedoso es su denuncia como problema social.
El maltrato psicológico se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia de la persona que los inflige. El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios.

En la esfera de lo privado, aunque los hombres también lo sufren, las mujeres son las víctimas mayoritarias. Se produce asimismo en la relación de los padres con los hijos, en la que se ha detectado un incremento del maltrato de los hijos sobre sus progenitores, consecuencia de una educación cada vez más permisiva y del uso de la violencia en los conflictos del mundo de los adultos. En el ámbito público, el maltrato psicológico está presente en el mundo laboral, el conocido como "mobbing", y en el escolar, el llamado "bullying".

La mujer, principal víctima.
Los malos tratos psicológicos son un fenómeno viejo. Lo que resulta novedoso es su denuncia como problema social. Los sufren mujeres de todas las edades, grupos sociales y económicos, culturas y países. Su gran incidencia, la gravedad de las secuelas, el alto coste social y económico, y en especial la degradación que produce la violación del derecho de las personas a ser tratadas como tales y al respeto que merece toda existencia humana los convierten en una cuestión de gran relevancia pública.
No son tan visibles ni manifiestos como los físicos. De hecho, en muchas ocasiones la propia víctima no es consciente de ellos hasta que sufre una agresión corporal, pero sus consecuencias pueden ser más graves y duraderas en el tiempo.

    En ocasiones, la propia víctima no es consciente de estos maltratos hasta que es agredida físicamente.
Las agresiones continuadas, tanto verbales como no verbales (el silencio, la indeferencia, los gestos...), crean una relación siniestra de dependencia entre el maltratador y la víctima. Ambos terminan necesitándose. La víctima porque sola siente que no es nadie y el miedo y la angustia la paralizan, y el maltratador porque se siente que es alguien a través de la dominación que ejerce. La situación de dependencia es tal que la víctima termina protegiendo y disculpando al maltratador. Recorre hasta ahí un proceso destructivo en el que va perdiendo la confianza en sí misma y la capacidad de respuesta, se va anulando y va interiorizando que de allí no se sale y abandona toda esperanza.

Poder asimétrico.
En la raíz de la violencia contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer. Por ello, los expertos inciden en no presentar el problema como si fuera "de las mujeres", ya que si bien son ellas quienes los sufren, se trata de una dificultad de la que los varones han de ser conscientes y deben trabajar por superarla.
El psicoterapeuta Luis Bonino, especialista desde hace más de tres lustros en masculinidad y relaciones de género, ha elaborado una clasificación que identifica conductas para intentar conseguir la dominación:
    * intimidación.
    * Toma repentina del mando: tomar decisiones sin consultar, monopolizar.
    * La apelación al argumento de la lógica y la "razón" para imponer ideas o elecciones.
    * La insistencia abusiva, a fin de obtener por agotamiento lo que desea a cambio de un poco de "paz".
    * El control del dinero.
    * El uso expansivo del espacio físico.
    * La maternalización de la mujer, es decir, la creación de condiciones para que ésta dé prioridad al cuidado de las otras personas.
    * La manipulación emocional, que genera en la mujer dudas sobre sí misma y propicia sentimientos negativos y de dependencia.
    * Las descalificaciones que conllevan la indefensión.
    * La desautorización y desvalorización que generan sentimientos de inferioridad.
    * El paternalismo desde el que se trata a la mujer como si fuera una niña.
    * La falta de intimidad.
    * El distanciamiento. Las mentiras, el incumplimiento de promesas...
    * La autoindulgencia con la que elude el maltratador su propia responsabilidad.
    * El intento de generar lástima a través de comportamientos autolesivos o amenazas de suicidio.

Retrato de una mujer objeto de maltratos psicológicos.

*.- Síntomas y manifestaciones.
    * Dolores de espalda y articulaciones.
    * Irritabilidad.
    * Cefaleas.
    * Insomnio.
    * Fatiga permanente.
    * Tristeza, ánimo deprimido y ganas de llorar sin motivo aparente.
    * Ansiedad y angustia.
    * Inapetencia sexual.

*.- Actitud.
    * Sensación de vergüenza.
    * Sentimiento de culpa.
    * Temor generalizado.
    * Mantenimiento de una mirada huidiza.
    * Dejadez social y escasez comunicativa: explicaciones vagas y confusas.

Señales de alerta de conductas que evidencian o derivan hacia el maltrato psicológico
(Según el psiquiatra Murphy y O'Leary).
    * Ignora los sentimientos de la pareja.
    * Ridiculiza o insulta a las mujeres como grupo.
    * Ridiculiza o insulta la mayoría de los valores, creencias, religión, raza, herencia o clase de la pareja.
    * Utiliza su visto bueno, aprecio o afecto como castigo.
    * Continuamente le critica, le insulta o le grita.
    * Le humilla en privado y/o en público.
    * Rechaza mantener relaciones sociales en su compañía.
    * Controla el dinero y todas las decisiones.
    * Rechaza compartir el dinero o que usted trabaje.
    * No permite su acceso al dinero o a las llaves del coche u otros bienes.
    * Con frecuencia le amenaza con abandonarla o dice que se va.
    * Le amenaza con hacerle daño a usted o a su familia.
    * Castiga o maltrata a los niños cuando está enfadado con usted.
    * Amenaza con secuestrar o llevarse a los niños si usted lo abandona.
    * Abusa, tortura, mata a los animales domésticos para hacerle daño.
    * Le acosa con asuntos que él imagina que usted está haciendo.
    * Le manipula con mentiras y contradicciones.
    * Destruye los muebles, hace destrozos en las paredes o rompe útiles domésticos durante las discusiones con usted.
    * Maneja armas de forma amenazante.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Rosa Díez



MÁS DE UN MILLÓN DE VOTOS, SÓLO 5 DIPUTADOS
UPyD logra grupo a pesar de la Ley ElectoralEl partido de Rosa Díez ha conseguido su objetivo: pasar de uno a cinco diputados y poder así formar grupo parlamentario propio.
Rosa Díez roza el grupo parlamentario.
Con el 95,15% escrutado y 1.099.058 votos, lograría cinco diputados. De confirmarse el quinto representante en el Congreso, el partido superaría con creces los resultados de 2008, dónde consiguió un sólo diputado, y lograría su gran objetivo: tener grupo propio.
Cuatro años después de su fundación, ha conseguido pasar de uno a cinco diputados. Tres de ellos los ha obtenido por Madrid y el otro por Valencia, Toni Cantó.
Pasadas las 23 horas, Rosa Díez ha celebrado los "extraordinarios" resultados obtenidos por su partido que suponen, en su opinión, el "inicio del fin del bipartidismo" que representan el PP y el PSOE, ya que juntos han bajando 11 puntos. Arropada por cientos de simpatizantes, Díez ha comparecido muy sonriente en el hotel Villa Real, donde la dirección del partido ha seguido los resultados de la jornada electoral.
Y ha constatado lo injusto de la Ley Electoral. "200.000 votos más que CiU" y, sin embargo, la coalición nacionalista ha obtenido 16 diputados y la formación magenta tan sólo cinco. Aún así "estamos felices. Es una noche de emociones y alegrías", ha dicho una afónica Díez.
"La mala noticia de la jornada es que los enemigos de la democracia estén en las instituciones", en referencia a Amaiur. La líder de UPyD, contestando a los periodistas, ha señalado que "hay que iniciar un proyecto de reformas estructurales". Además, lucharán por cambiar la Ley Electoral así como por "defender el Estado y el interés general" de todos los españoles.

Cuatro años atrás...
El sábado 19 de mayo del año 2007, un grupo de 45 personas se reunieron en la ciudad de San Sebastián con el objetivo de debatir sobre la necesidad y la posibilidad real de crear un nuevo partido político para tratar de hacer frente al PP y al PSOE. La mayoría de los reunidos eran vascos, muchos de ellos con experiencia en organizaciones cívicas, políticas y sindicales. Esa reunión fue la primera piedra de un proyecto que a día de hoy ha conseguido irrumpir y consolidarse en el Congreso de los Diputados.
Lo primero que hicieron fue crear una asociación: "Plataforma Pro". Y entre sus primeros primeros objetivos y promesas de UPyD estaban la lucha contra ETA y contra el terrorismo; la regeneración de la democracia en España; la oposición al nacionalismo "obligatorio"; la reforma de la Constitución con el objetivo de reforzar las libertades ciudadanas y la igualdad.
Entre los colaboradores de "Plataforma Pro" se encontraban nombres tan reconocidos como el filósofo Fernando Savater, el portavoz del movimiento "¡Basta Ya!, Carlos Martínez Gorriarán y la eurodiputada socialista Rosa Díez.

sábado, 19 de noviembre de 2011

De cuando el franquismo imponía una sola lengua.


Edurne Uriarte. 6 septiembre de 2011
Aún recuerdo mi indignación adolescente de cuando mis padres me explicaban que, aunque mi nombre era Edurne, habían sido obligados a poner Nieves en el registro porque estaba prohibido poner nombres en euskera (nací en 1960).
Por supuesto, el euskera, mi lengua materna, estaba proscrito de la escuela.
Y, por supuesto también, quienes lo hablábamos o trasladábamos su acento al castellano éramos tildados de paletos, entre ellos, por bastantes de los que luego se hicieron muy nacionalistas. 
Y hemos pasado de eso, de la prohibición dictatorial del uso de una segunda lengua en la escuela a la prohibición democrática de otra lengua en la escuela, en este caso, el castellano en Cataluña. ¿Qué diferencia hay entre una y otra prohibición?
Algunos dirán que la diferencia está precisamente en la propia democracia, puesto que el sistema de inmersión en catalán ha sido aprobado por el Parlamento catalán. Pero resulta que ese argumento se cae cuando el Gobierno catalán, antes, y ahora de nuevo, tras el auto del TSJC obligando al uso del castellano como lengua vehicular en la escuela, afirma que no va a cumplir la ley. No sólo que va a recurrir, lo cual entra dentro del método democrático, sino que va a mantener la inmersión "caiga quien caiga". 
O que impedirá el uso del castellano en la escuela al margen de la legalidad, como sea, cueste lo que cueste, digan lo que digan las normas democráticas aplicadas a todos.
Efectos de la inmersión

jueves, 17 de noviembre de 2011

La hipoteca que deja el PSOE

El Gobierno admite a cuatro días de la cita con las urnas que España crecerá cinco décimas menos de lo previsto y que la reforma laboral que aprobó ha fallado

A tan sólo cuatro días de las elecciones generales, el Gobierno reconoció ayer que incumplirá el objetivo de crecimiento para este año, fijado en el 1,3%, y que España crecerá en un «entorno» del 0,8%.
Así lo sostuvo ayer el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, en la valoración de los datos del PIB del tercer trimestre publicados por el INE y que reflejan un estancamiento de la actividad económica en esa parte del año, con un crecimiento nulo del 0,0% en tasa intertrimestral, dos décimas menos que en el trimestre anterior.
Las declaraciones de Campa sorprendieron ayer al ser el primer miembro del Gobierno que reconoce una desviación en las proyecciones oficiales. «Con los datos que tenemos hasta ahora y las perspectivas de lo que son nuestras fuentes de crecimiento y de cómo evoluciona la economía mundial, lo lógico es esperar en este trimestre –el cuarto, que va de octubre a diciembre– que tengamos un crecimiento similar a los que hemos tenido hasta ahora. Por lo cual, el crecimiento medio del año estará próximo a lo que estamos ahora, el 0,8% en tasa interanual», afirmó Campa.
El Gobierno era el único entre los organismos internacionales, expertos y servicios de estudios que seguía manteniendo el crecimiento económico en el 1,3%. Este es el legado que dejará el Ejecutivo socialista al próximo gobierno que salga de las urnas el próximo domingo.

En 2004, cuando José Luis Rodríguez Zapatero llegó al poder España crecía a tasas del 4%.
La caída del crecimiento afecta a los ingresos y como consecuencia al objetivo de déficit que el Gobierno fijó en el 6% para 2011 y deja hipotecadas las cuentas del futuro ejecutivo.
Al respecto, Campa insistió en que es «prioritario e incondicional» alcanzar ese objetivo.
La responsabilidad la tienen las comunidades autónomas, aseguró Campa, cuyo déficit asciende hasta el momento al 1,2% cuando el objetivo para todo el año es del 1,3%, ya que la Administración Central cumplirá su parte, añadió el secretario de Estado. En tasa anual, la economía, que se ha beneficiado del cambio metodológico contable (Base 2008) registró un crecimiento del 0,8%, el mismo que el trimestre precedente. De no haberse producido este cómputo, el crecimiento respecto al año anterior hubiera sido inferior en una décima, es decir, se habría situado en el 0,7%. Campa calificó este crecimiento de «débil», lo que impide, en su opinión, la recuperación económica. «La economía sigue lastrada por el ajuste en la construcción y la consolidación fiscal», añadió el secretario de Estado, lo que ha drenado el crecimiento en cinco puntos.
A pesar de que el ministro de Fomento, José Blanco, culpó la semana pasada del estancamiento económico a la desaceleración de la actividad en Europa, las cifras apuntan que ha sido el sector exterior el que ha evitado una mayor contracción del PIB, con una aportación al crecimiento de dos puntos porcentuales. Por el contrario, han sido la demanda nacional y el recorte del gasto en las administraciones públicas las que restaron crecimiento.
La demanda nacional tuvo una aportación negativa de 1,2 puntos, mientras que el consumo de las administraciones públicas se contrajo un 2,3% frente al 1,7% del segundo trimestre.
El empleo descendió a un ritmo interanual del 1,9%, ocho décimas más que en el segundo trimestre, lo que supone una reducción neta de más de 326.000 empleos en un año. Por contra, las horas trabajadas aumentaron (un 1,5% la jornada media a tiempo completo), lo que incidió positivamente en la productividad que se incrementó siete décimas, hasta el 2,7%. Campa atribuyó este fenómeno a que los empresarios «utilizan a los trabajadores con más intensidad en vez de contratar mano de obra nueva» y que por lo tanto la reforma laboral «no ha sido capaz de hacer una asignación correcta del trabajo a través de los trabajadores», añadió. (Fuente ABC)

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hoy peor que ayer pero mejor que mañana.




Dos formas de ver el vaso vacío.

Rajoy ve imprescindible un cambio de Gobierno y de políticas que se ganen la confianza de Europa y Pérez Rubalcaba culpa a la UE y el Banco Central

Lo que va a dejar el Gobierno socialista al concluir esta IX legislatura no parece que vayan a quedar muchos bienes que transmitir, el comandante no comanda desde hace tiempo y su equipo de lucha no ha estado a la altura de la gesta.
A cinco días de las elecciones, la situación financiera de España y los españoles, y su crédito, se agravan con cifras cercanas a la zona del rescate europeo: ayer al Tesoro le salió carísimo colocar la deuda, tanto como no hacía 14 años que le costaba, y la prima de riesgo alcanzó su máximo histórico: 457 puntos respecto al bono alemán. Como las calamidades nunca vienen solas, también supimos que los precios subieron en octubre un 0,8 %.

Cien millones al día
Por tanto, dinero más caro fuera y dentro, menos dinero en los bolsillos.
El legado que va a dejar el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero se envenena y lo peor es que todos los días son iguales: a uno con malas noticias le sigue otro con noticias malas. Ese es el único cambio. Basta con asomarse desde la cima de la deuda para sufrir el síndrome de Ménière o cualquier otro vértigo periférico: España gasta 100 millones de euros al día en financiar la montaña de dinero que debe.
El maremoto europeo y sus gigantescas olas anegaron la campaña. No podía ser de otra manera ante las malas noticias que llegaban desde Bruselas.
Mariano Rajoy resumió, en un acto celebrado en Santander, la endiablada espiral: «A los españoles les cuesta mucho más financiarse que a un alemán, un francés o un holandés, algo que también le sucede a las empresas, que están en una situación de inferioridad descomunal frente a las del resto de Europa. Esto hace que les cueste producir más, produzcan menos y haya menos empleo».
Su conclusión es que «España necesita un cambio de políticas económicas y un Gobierno que no cree divisiones ni peleas sino que convoque a todos para sacar esto adelante». Ese es el mensaje del PP, romper con la desconfianza que —a su entender— ha generado la gobernación de los socialistas.

El candidato del PSOE no cree que la tunda diaria europea a los intereses españoles se solvente con un cambio de Gobierno, ni que se trate de una cuestión de liderazgo.
La culpa la tienen —proclama— «la UE y su Banco Central que están enviando a los inversores toda suerte de mensajes de falta de confianza en Europa». Es —dice— una cuestión de tener más firmeza. Y de gastar (el «3 en 1» preferido por los socialista), sobre todo de gastar «lo que haga falta y no sólo un poquito para no permitir más ataques al euro».
Lo dijo ayer en el Círculo de Bellas Artes, donde le acompañaron Carlos Solchaga y Javier Solana (la renovación no se detiene) para suscribir los presuntos parabienes que le esperan a España si Rubalcaba tiene oportunidad de llevar a La Moncloa su «Nueva política económica para España y Europa», después de sus casi seis años en el Gobierno.
«El futuro nos tortura y el pasado nos encadena, he aquí por qué se nos escapa el presente». Rubalcaba anda estos días enredado en la famosa cita de Gustave Flaubert, que le encaja como un guante a su circunstancia. Ayer fue incapaz de dar una pista de lo que hará el día 21 y de garantizar que pase lo que pase en las urnas él intentará dirigir la oposición y la nave socialista. Tres veces fue preguntado por ello, en Onda Cero, y tres veces se marchó de excusión por Úbeda.
No es fácil su posición, porque de perder lo único que podrá exhibir ante el partido es una credencial como diputado en el Congreso por Madrid, escaso bagaje para lo que podría requerir un proceso cercano a la refundación del partido, que en siete meses habría perdido prácticamente todo el poder. Voces dentro del PSOE alertan de que hay más de uno (y de una, en especial) que le está esperando para ajustar cuentas recientes.
La pelea interna se promete apasionante y digna de un legado. Es decir, de todo un equipo de lucha libre.

martes, 15 de noviembre de 2011

Por qué no creo en las COMPETENCIAS BÁSICAS.

http://www.e-faro.info/
Muchas y muy intensas son las discusiones estos días en los claustros de nuestros institutos para tratar de hallar la cuadratura del círculo.
Me refiero a la confección de un documento o protocolo para evaluar, al término del presente curso, si todos y cada uno de nuestros alumnos han alcanzado o no las famosas competencias básicas.
La existencia comprobada de tales debates interminables, así como la ausencia absoluta de un modelo al respecto avalado por la Administración, que nos ha regalado (de manera un tanto sospechosa, pues no se suele caracterizar precisamente por consultar a los docentes antes de tomar sus decisiones) la posibilidad de gestionar nosotros mismos este galimatías, harían pensar a cualquier neófito en el asunto educativo que dicho objetivo sea acaso más difícil de lo inicialmente pensado.
Y de hecho, no es que sea difícil: sencillamente, es imposible.
Un altísimo porcentaje de los profesores (también lo he comprobado) sospechan que esto de las competencias básicas, que tan bonito suena, es en realidad un disparate. Se lo dicta su experiencia y su sentido común, aunque no siempre resulte fácil explicarlo. Y no me extraña. La verdad es que suena bien. Es como una meta superior, un ir más allá, algo así como olvidar la importancia aburrida de las arcaicas asignaturas de toda la vida para centrarse en un objetivo más noble, cual es una especie de formación integral de los alumnos que los lleve a ser “capaces”.
Y, con todo, el tinglado de las competencias básicas es un sinsentido como tantos otros de nuestro actual sistema educativo. Trataré de argumentarlo en tres puntos, que expondré por orden inverso de importancia.

En primer lugar, deberíamos entender algo que a buen seguro no se les escapa a los profesores de física: en cualquier ámbito de la vida, cuando trato de evaluar en unidades distintas a aquellas en las que mido, el resultado siempre es absurdo.
Pondré un ejemplo:
muchas de las empresas de suministro de agua contabilizan el consumo en metros cúbicos, que es lo que mide el contador, pero tarifican en tramos de diez.
Así, una persona que a base de concienciación y esfuerzos ahorre agua y gaste, pongamos por caso, tres metros cúbicos al mes, pagará lo mismo que un vecino derrochador y desconsiderado que deje los grifos abiertos y llene su jacuzzi todas las noches, consumiendo nueve.
Miento: el primero pagará mucho más, pues a él cada litro le costará, comparativamente, el triple que a su vecino.
Es decir, si se mide en metros cúbicos, se debería cobrar en metros cúbicos, y si se desea tarificar de diez en diez, debería medirse igual. Lo contrario nos lleva siempre a situaciones disparatadas como la expuesta.
Lo mismo sucedía antes con las tarifas telefónicas, en las que se contaban segundos pero se cobraban minutos.
Pues bien, cuando todo el sistema educativo se basa en asignaturas (sí, ya sé que ahora se debe decir “áreas” o “materias”, pero si no me creo el tinglado de las competencias básicas permítanme que tampoco me trague el cuento de las nomenclaturas innovadoras), es simplemente absurdo tratar de evaluar por competencias.
Si se quiere evaluar así, habrá que organizar la docencia entera por competencias: ojo, la docencia entera, no solamente la programación.
Debería existir la asignatura de “aprender a aprender”, así como la de “interacción con el mundo físico”, y sus respectivos departamentos y especialistas. Sin embargo, no es así.
Pero no crean que el sistema, como parecen querer transmitir los pedagogos, se basa en asignaturas porque seamos arcaicos y no queramos adaptarnos a los nuevos tiempos: no, el sistema se basa en asignaturas porque es en lo que tiene que basarse, como ocurre desde que existe la educación y como luego argumentaré.
Esta primera paradoja da pie a muchas de las situaciones que se están planteando estos días en los claustros, que tantas discusiones provocan y que los profesores se ven incapaces de solucionar (lógicamente, pues no se puede solucionar algo que es absurdo), como podría ser que un alumno tuviese suspendida la asignatura de lengua pero aprobada la competencia lingüística.
Es decir, que fuese incompetente en aquello en lo que es competente.


En segundo lugar, la pretensión de evaluar a un alumno de secundaria por sus competencias, si echamos un vistazo a la redacción de cualquiera de ellas, suena realmente a fuegos de artificio, casi a estafa.
Pretender, por ejemplo, que tras cuatro años recibiendo clases de cálculo, geometría, álgebra, ecuaciones y sistemas, funciones, estadística, trigonometría y un largo etcétera de contenidos por parte de profesionales especializados, un joven de dieciséis años deba simplemente “poseer habilidad para utilizar y relacionar números, sus operaciones básicas y el razonamiento matemático para interpretar la información, ampliar conocimientos y resolver problemas tanto de la vida cotidiana como del mundo laboral”, es decir, saber poco más que los números, hacer cuentas básicas y calcular cuántos billetes y monedas debe darle a la cajera del supermercado es, simple y llanamente, ridículo, así como un insulto al alumnado, a sus familias y a la labor de los profesores.
De hecho, las competencias no deberían ser los objetivos de una educación secundaria seria sino, en muchos casos, las bases de arranque de la misma. Manejar los números, las cuatro operaciones básicas y una cierta capacidad de razonamiento lógico es lo mínimo que debería exigirse en matemáticas a un alumno que ingresa en primero de la ESO.

Finalmente, y como argumento más decisivo, diremos que la concepción de las competencias básicas como objeto de aprendizaje y evaluación es una absoluta falacia en cuanto que son una generalidad, y no se puede ni dar clase ni evaluar generalidades.
Las generalidades están bien para entendernos, como recurso del idioma, pero en la vida real deben concretarse, desmenuzarse y materializarse en pequeñas partes identificables, explicables y aplicables, porque todo el saber, en general, se plasma en saber hacer cosas concretas. Y, por supuesto, evaluables. Veamos otro ejemplo. Todos estaremos de acuerdo en que la cocina de Ferrán Adriá es excelente. Es un buen cocinero. Tendría aprobada la competencia “saber cocinar”. Ahora bien, ¿qué significa exactamente eso de “saber cocinar”? ¿Que sus tortillas son muy ricas? ¿Que deja la pasta al dente? ¿Que da a sus platos perfectamente el punto de sal? Pues sí, todo eso, y cientos de cosas más. Cuando afirmamos que ese hombre es buen cocinero, estamos afirmando que hace bien muchísimas cosas concretas que configuran el arte gastronómico, tantas que, por brevedad, debemos usar una expresión generalista como es “saber cocinar”. Ahora bien, usamos esa expresión simplemente para entendernos, pero de ninguna manera le damos rango de estructura de aprendizaje. De la misma forma, cuando Ferrán Adriá fue a la escuela de cocina no le enseñaron a “saber cocinar”, así, de golpe, en una asignatura que tuviese ese nombre. No, le enseñaron a identificar la calidad de los alimentos (atención: uno por uno, no la de “todos” los alimentos en general), su comportamiento frente a los diferentes tipos de cocción, las operaciones mecánicas y químicas, la confección y presentación de los platos y muchísimas cosas más que hubo que desmenuzar en asignaturas diversas, a su vez divididas en temas y estos en epígrafes, y con montones de ejercicios prácticos. Y, por descontado, cada una de ellas impartida y evaluada por el correspondiente especialista. Así se pueden enseñar cosas, pueden ser asimiladas por los alumnos y podemos evaluarlas los profesores. Y, como consecuencia de todo ello, el señor Adriá ahora “sabe cocinar”.

La enseñanza se ha articulado siempre en asignaturas concretas porque la vida real se plasma en cosas concretas, no en vaguedades como capacidad del alumno para buscar, obtener, procesar y comunicar información y trasformarla en conocimiento, o capacidad de utilizar correctamente el lenguaje tanto en la comunicación oral como escrita.
La última versión de este desvarío es pretender que, en realidad, lo que ocurre es que los profesores “enseñamos mal” las asignaturas y por eso luego se verifica que los alumnos no saben aplicar sus conocimientos, es decir, son “incompetentes”.
Idea bastante peligrosa que lleva a afirmar cosas tan insensatas como que los contenidos son secundarios y lo que importa es ser competente, como si ello fuera posible (vamos, que no hay que empeñarse en que los alumnos aprendan la tabla de multiplicar, mientras puedan hacer las cuentas aunque sea con los dedos: la mediocridad elevada al rango de objetivo de aprendizaje).
(Me pregunto si quienes pregonan tales desvaríos estarían dispuestos a aplicarlos sobre sus propios hijos, permitiendo que terminen la primaria sin saber, por ejemplo, las tablas de multiplicar).
Lo más curioso es que estas corrientes en ningún momento se plantean que si existen alumnos que terminan la ESO sin desarrollar sus competencias es, a lo mejor, porque un sistema ingenua y absurdamente garantista permite que pasen de curso con todo suspendido jóvenes que, por las razones que sea, no tienen el mínimo interés en aprender lo que allí se les ofrece. Es decir, que no saben hacer nada porque simplemente no han aprendido nada, y no porque el sistema de asignaturas sea un error pedagógico. A buen seguro, si el sistema aparcase sus dogmas buenistas de cuento de hadas y ofreciera alternativas educativas realistas a estos alumnos por la vía de la preparación profesional, brillarían sus talentos y se demostraría con claridad meridiana cuál es el verdadero error pedagógico.

Hay quien argumenta, finalmente, que lo que ocurre es que las competencias precisan una minuciosa concreción curricular, especificando punto por punto qué se va a enseñar en cada momento y cómo se va a evaluar.
Me parece perfecto, pero ese es exactamente mi argumento número uno: que eso ya se hace con las asignaturas, y si las que hay no nos gustan, habrá que inventar asignaturas nuevas o mejorar las existentes, pero no enseñar a través de unas y evaluar a través de otras.
Las competencias, en cualquier ámbito educativo, se desarrollan, indefectiblemente, cuando un sistema educativo basado en asignaturas con contenidos bien escogidos, ordenados y estructurados y a través de profesores especialistas motivados y bien entrenados (con metodologías más antiguas o más modernas), enseña cosas concretas a unos alumnos que trabajan adecuadamente en el aula (porque el sistema así lo propicia) y los evalúa paulatinamente de sus avances.
Si los alumnos demuestran que saben hacer bien al menos la mitad de las cosas que se les han enseñado, se les considerará aprobados en la asignatura.
Y un alumno que aprueba todas las asignaturas tendrá las competencias desarrolladas, porque no puede ser de otra forma. Mejor o peor, porque todos somos distintos y el talento también existe, pero será competente. No todos los que salieron de la escuela de cocina son tan geniales como Ferrán Adriá, pero sin duda a todos se les puede aplicar la generalidad de “saber cocinar”. De la misma forma no todos los dentistas son igual de buenos, pero en cualquier caso todos ellos llegaron al conocimiento que avala su título a través del aprendizaje de miles de cosas concretas de las cuales fueron evaluados. Exactamente igual que cuando toda persona aprende cualquier cosa, desde tenis hasta física cuántica: el conocimiento se desmenuza, se divide y se concreta.
No se puede enseñar a un alumno “competencia matemática”, “competencia para la interacción con el mundo físico” o “competencia artística”, ni evaluarlo de esas competencias ni de ninguna otra. Se le pueden enseñar y evaluar las tablas de multiplicar (una por una), las operaciones (una por una y a base de hacer docenas de ejercicios), a resolver problemas de diversa índole, los estilos artísticos, las notas musicales, la ley de la gravedad, la condensación de vapor de agua en las nubes y una larguísima serie de cosas concretas al final de las cuales, si el sistema es serio y el alumno ha aprobado por méritos propios y no ha pasado de curso por imperativo legal, será competente, no lo dudemos.
Lo demás es buscar tres pies al gato y, lo más peligroso, es echar balones fuera acerca del verdadero origen de nuestro fracaso escolar.
Ignacio Rodríguez Alemparte.
Profesor de Tecnología en el IES Guaza. Tenerife.
Secretario del IES Guaza para el período 2011-2015

sábado, 12 de noviembre de 2011

Dueño de mis emociones.



Hoy seré dueño de mis emociones.
Si me siento deprimido, cantaré.
Si me siento triste, reiré.
Si me siento enfermo, redoblaré mi trabajo.
Si siento miedo, me lanzaré adelante.
Si me siento inferior, vestiré ropas nuevas.
Si me siento inseguro, levantaré la voz.
Si siento pobreza, pensaré en la riqueza futura.
Si me siento incompetente, recordaré éxitos del pasado.
Si me siento insignificante, recordaré mis metas.

Hoy seré dueño de mis emociones.
Si se apodera de mí la confianza excesiva, recordaré mis fracasos.
Si me siento inclinado a entregarme con exceso a la buena vida, recordaré hambres pasadas.
Si siento complacencia, recordaré a mis competidores.
Si disfruto de momentos de grandeza, recordaré momentos de vergüenza.
Si me siento todopoderoso, procuraré detener el viento.
Si alcanzo grandes riquezas, recordaré una boca hambrienta.
Si me siento orgulloso en exceso, recordaré un momento de debilidad.
Si pienso que mi habilidad no tiene igual, contemplaré las estrellas.

En definitiva, hoy seré dueño de mis emociones.

En este mundo traidor nada es verdad ni mentira...



Un mundo sin líderes

Enrique Rojas.
EL MUNDO, 11/11/11.

Vivimos en un mundo sin líderes. Bueno, casi sin líderes.
La palabra procede del inglés leader, que significa guía, el que va delante dirigiendo a un grupo, el que conduce y abre camino. Se trata de una persona que ocupa un primer plano en la sociedad y que ejerce una función de cierta autoridad.
En los últimos años, los líderes se han difuminado. En esta sociedad líquida, en donde todo se mueve, gira, salta, oscila y pierde consistencia, son los deportistas de élite, especialmente los futbolistas, los que ocupan ese papel.
(...) Es evidente que existen otros ámbitos en donde asoman personas destacadas: la política, la economía, el arte en sus más diversas facetas, la cultura… pero ya el nivel de resonancia ha bajado muchos enteros.
Una gran mayoría de políticos no tienen prestigio. En estadísticas recientes en el seno de la Unión Europea, son los personajes peor valorados. La aparición incesante de sus figuras en los medios de comunicación es cansina, agotadora, sin alma, repitiendo las mismas consignas una y otra vez. Se salvan algunos, por fortuna, que tienen mensaje y ejemplaridad.
(...) cuando uno se encuentra con alguien que tiene un verdadero liderazgo, ha hallado un tesoro.
(...) Quiero poner sobre la mesa las principales características que debe tener un líder, según mi óptica personal:
En primer lugar, debe tener una personalidad fuerte y atrayente. Los psiquiatras sabemos que la primera tarjeta de visita de alguien es su forma de ser.
(...) Pero por encima de los matices de su estilo, lo que se abre paso entre otros rasgos psicológicos es su fuerza, su capacidad de seducción, que es una mezcla de hechizo, admiración, carisma, simpatía, señuelo, reclamo, cordialidad, que nos arrastra y nos empuja hacia él. Es como un imán que nos atrae, siendo capaz de llevar a su terreno a mucha gente y convencerla con sus ideales.
Son ese tipo de personas que sirven de modelos de identidad y que muestras estos signos aproximadamente: buena ecuación entre corazón y cabeza, humanidad (no servirse del otro para subir), tener un proyecto de vida sólido con sus grandes argumentos vivos y coleando, como un rayo de sol que entra oblicuo por la ventana, haciendo brillar sus contenidos, capacidad para superar las adversidades y reveses de la vida y tener una positiva filosofía de vida.

En segundo término, debe tener coherencia, que entre la teoría y la práctica de su vida exista proporción. Entre lo que dice y lo que hace ha de darse un equilibrio, conformidad entre el pensamiento y la realidad. Esa persona trata de vivir en la verdad: no se miente a sí mismo ni miente a los demás. Es una persona verdadera. Trata de no tener varias caras, sino que lucha, aspira, pretende ser uno, no mostrar diferentes personalidades según el ambiente en el que se encuentre. Es coherente el que carece de contradicciones fuertes o que, al menos, pone todo su empeño en que se desdibujen y pierdan solidez. Los cazadores de tesoros marinos tienen aquí buena presa. En una palabra, sinceridad de vida.

Tercero: después hay que señalar que estas personas tienen autoridad.
(…) Es el arte de saber dirigir (sin querer hacerlo) y de hacerse obedecer. (…) la autoridad es la superioridad poseída por méritos propios y que es seguida por muchos. Supremacía, dominio, mando.
Los clásicos distinguían dos ideas: auctoritas por un lado y potestas, por otro. La primera es señorío, jefatura, imperio, prestigio, estimación y ser escuchado y observado para aprender, lo que determina que es capaz de proponer unos criterios, una doctrina o forma de vida que la gente acata.
La segunda es importancia para decidir, jurisdicción, otorgamiento… es el que manda y por eso tiene poder. Y una vez suspendido en sus funciones, desaparece en poco tiempo. Lo decimos muchas veces en el lenguaje coloquial, cuando alguien ha dejado su cargo a fulanito se lo ha tragado la tierra, ha desaparecido, está en los cuarteles de invierno… ha perdido poder y ya no es influyente. Sucede muchas veces en personas que tienen poder pero no autoridad. El que sólo tiene poder manda pero no gobierna. La mirada largamente adiestrada en el análisis de las personas se detiene aquí para espigar un verdadero modelo de identidad.

Cuarto: el líder tiene capacidad para contagiar entusiasmo, positividad y alegría.
Su mirada aletea por encima de las dificultades y conflictos y es capaz de transmitir una visión optimista. No olvidemos que el pesimismo goza de un prestigio intelectual que no merece.
El líder es una persona admirada en quien la gente confía, con capacidad de convocatoria y fuerza para ilusionar.
El mundo está sumergido en una profunda crisis económica de proporciones gigantescas, es cierto. Es incluso una situación más grave que la vivida durante la Gran Depresión del año 29. Pero esta coyuntura pasará, sin duda, aunque deje notas dibujadas de melancolía rizadas de incertidumbres y alargadas en el tiempo. Un buen líder debe ser entusiasta y ser capaz de embarcarse en empresas grandes, donde el ser humano vibra y mira hacia el futuro superando las derrotas del pasado. Ser positivo es intentar poblar la mirada de lo mejor, fijarse más en lo bueno que en lo malo. La alegría es un sentimiento de contento, un paisaje interior de buen ánimo, que es el resultado de objetivos pequeños que ha sido alcanzados. La alegría está por encima del placer y por debajo de la felicidad. La felicidad es un resultado: es una síntesis de que los grandes temas de la biografía tienen un resultado relativamente ascendente.

Por último, en quinto lugar, el líder es capaz de mostrar en público sus ideas y creencias, huyendo de lo políticamente correcto. La mirada de los observadores se posará silenciosa y atenta sobre alguien que tenga el coraje de expresar lo que lleva dentro, aun a costa de caer mal o alejarse de lo que la mayoría espera que diga. Este punto es conflictivo. Y difícil de llevar a cabo. Toda persona tiene dos facetas superpuestas: la vida privada y la pública, la que es íntima y la que enseñamos a los demás. Pero el líder es escrutado por la gente y ésta se cuela en los pasadizos de su ciudadela interior, formándose de él una imagen que resume su figura. Hoy, los periodistas de investigación se adentran en el líder político para desguazarlo, para dejarlo al desnudo y mostrar las más de las veces sus incongruencias y errores. Vivimos tiempos difíciles, en donde los medios de comunicación lo manipulan todo y uno queda a merced de una información que va y viene y que le deja a uno perdido, sin hacer pie y sin saber a qué atenerse. El líder debe saber moverse en ese terreno resbaladizo, viscoso, etéreo, desdibujado, en donde no es fácil moverse tal y como están las cosas. A esto se le podría llamar autenticidad.
El liderazgo no está en ninguna constitución escrita. Para ser líder es necesario un profundo sentido moral. La moral es el arte de vivir con dignidad; el arte de usar de forma correcta la libertad. Y oteo en el horizonte tres figuras estelares de abajo hacia arriba: el profesor, el maestro y el testigo.
El profesor enseña una asignatura, explica una materia y es importante que lo haga bien. El maestro enseña lecciones que no vienen en los libros, su magisterio se esconde tras sus palabras y sus gestos; al alumno avezado le gustaría parecerse a su maestro, hay algo sumergido en su conducta que le atrae como un imán y le lleva a buscar el porqué de esa conducta. El testigo es una lección abierta de vida, un ejemplo a seguir, en donde uno puede ver alguien con una vida llena de sentido, clara y atractiva, que invita a seguirla de alguna manera. Nuestra sociedad necesita más testigos que maestros. Vidas verdaderas que empujan a ir detrás de ella: trazos, pinceladas, barnices y veladuras nos arrastran a imitarla. Todo se desliza en un parpadeo sostenido que nos lleva de la mano hacia esa persona superior.
Una bandera ondea llena de vigor en el mástil y un centinela recuerda la enorme importancia de ser verdadero en un mundo atrapado por la permisividad y el relativismo.
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